Un día, un hombre sabio me dijo que un problema no es un problema si tiene solución, y si no la tiene (solución) habrá que convivir con él (problema)
En nuestra sociedad, al más mínimo problema o impedimento tiramos la toalla, o necesitamos que alguien nos arrime el hombro o nos vemos incapaces de superarlo por nosotros solos, o si somos capaces de superarlo, pero somos perezosos, o no queremos o alguien no quiere que seas más ''dependiente''.
Si no somos capaces de afrontar nuestros problemas por nosotros mismos, ¿Quién lo hará; papá, mamá?
Y aunque no creamos que esto pueda estar sucediendo, lo está haciendo en nuestro día a día, sin que nos demos cuenta, porque hay una fina línea entre echar una mano y no aprender a superar nuestros problemas.
A simple vista no es algo muy preocupante, pero sí lo es, no sabemos como afrontar nuestros problemas o decisiones, dejamos que los demás decidan por nosotros muy a menudo.
Un claro ejemplo de ello son las generaciones más pequeñas, no saben hacer nada por ellos mismos (al igual que todos cuando éramos pequeños) pero en nuestra sociedad, los padres no dejan que se equivoquen, y así aprendemos, equivocándonos, y si no lo hacemos ?Cómo vamos a aprender?
Estos padres, también llamados sobreprotectores, tienen la culpa de que no sepamos hacer nada por nosotros mismos y tengamos que pedir ayuda a otra persona o por Internet, y no nos equivoquemos, esto es bueno (en parte) el saber pedir ayuda cuando se necesita es una parte fundamental de nuestra vida, pero sin que llegue a convertirse en dependencia de otra persona.
No dudemos en pedir ayuda para hacer algo que no sabemos, pero si pedimos consejo, es para después ser capaces de hacerlo por nosotros solos.
Estamos creando generaciones incapaces de superar sus problemas sin consultar algo por Internet, y quiero dejar un mensaje a padres sobre protectores y demás personas que frenan el desarrollo natural de la personalidad de cada uno, el mensaje es este:
Dejad que vuestros hijos se caigan, se levanten, se raspen las rodillas, se equivoquen, lloren...
No intentéis vivir vuestra vida en el cuerpo de vuestros hijos, y para finalizar esta entrada quiero que escuchéis este pasodoble de la chirigota de ''El Canijo de Carmona, Mejó no Salgo'' en los Carnavales de Cádiz de hace unos años, en el que los integrantes de esta agrupación carnavalesca, disfrazados de fetos en formación, le dedican estas palabras a su futuro padre.